Resulta obvio que la actividad de muchas empresas se está viendo sometida a una tensión sin precedentes debido al Covid-19. Turismo, automoción, moda, industria…prácticamente la mayoría de los sectores empresariales sufren un importante impacto cuyas consecuencias reales es pronto para valorar, ya que en parte dependerá de cuándo seamos capaces de empezar a recuperar la normalidad.

Está claro que los efectos colaterales de la pandemia han cambiado las prioridades de los ciudadanos y por tanto también sus prioridades de consumo, ya que ahora mismo los ciudadanos no tienen la intención de adquirir nuevos productos o servicios, como es lógico.

Sin embargo, el uso de internet durante la cuarentena se ha disparado un 80% en Europa, es decir, la vida sigue avanzando en ‘formato virtual’,ya  que es de los pocos canales que nos permite estar conectados, obviando las distancias sociales con familiares y amigos.

Ante este evidente cambio de prioridades que estamos viviendo y que ha desplazado el consumo ha un segundo plano, las marcas se han enfrentado a la necesidad de comunicar con más énfasis sus valores, empatizar con las audiencias y mostrar su lado más cercano, más humano.

Comunicar se vuelve más complicado en tiempos de crisis, sin embargo, es el momento de ser más solidarios, empatizar con los consumidores, accionar la responsabilidad corporativa, enviar ánimos…

Hay marcas que han accionado también el botón de entretenimiento online ofreciendo clases de yoga, entrenamientos deportivos, cursos de cocina, talleres de bordado, etc

Está claro que es hora de conectar los valores de marca con las audiencias, escuchar y entender las emociones de cada uno de los usuarios. Sólo así las marcas podrán salir favorecidas ante esta situación.