‘‘Pregunten a la mayoría qué es lo que más quieren en la vida y la respuesta será fácil: ser felices.’’
Felicidad, tan ansiado estado de ánimo al que todo el mundo quiere llegar y a menudo los consumidores alcanzan adueñándose de pequeños bienes materiales que les otorga cierto placer.
Las marcas desean dar a los consumidores lo que anhelan y de ahí surge una disciplina muy importante del sector de la comunicación: el marketing de la felicidad.
Esta vertiente busca generar una asociación positiva entre sentirse bien y el consumo de un determinado producto. Crea la sensación de que adquiriendo dicho elemento seremos más felices.
Según varios estudios, las decisiones de compra que realizamos son meramente emocionales. Es decir, cuando nos decantamos por un producto o una marca, existe un componente emocional que influye de manera decisiva en nuestra elección.
De ahí, el creciente interés por incluir emociones, especialmente positivas, en la identidad de un producto. Si existe una marca que mejor ha sabido generar un estado positivo entre los usuarios ha sido Coca-Cola, que ha conseguir generar recuerdos positivos en la mente de sus clientes.
Sin embargo, hay marcas que han conseguido dar un paso más allá aprovechando los momentos en el que su público está más feliz para conectar con ellos. A este movimiento lo conocemos con el nombre Happy Targeting.
Un nuevo concepto que pretende revolucionar el sector publicitario aprovechando las ventajas que ofrecen los diferentes soportes, especialmente el audio.
El Happy Targeting se basa en la idea de que los consumidores son más receptivos cuando están contentos y, en consecuencia, aumenta su intención de compra.
Pero si algo tienen en común estas dos herramientas, es que ambas requieren de un gran grado de empatía para cumplir su objetivo.